Toda estructura social se constituye y manifiesta como un entramado de múltiples relaciones y formas organizativas. En ellas se desarrolla la vida de los sujetos. En esta diversidad de formas organizativas los procesos de comunicación y sus alternativas, el surgimiento de conflictos y la necesidad de respuesta a las situaciones de cambio forman parte de la experiencia cotidiana. La complejidad propia de la vida social y las relaciones humanas suele generar obstáculos en el desarrollo de las actividades de los sujetos y el logro de sus objetivos.
Enfrentamos el siglo XXI en un vertiginoso proceso de transformación marcado por crisis de dimensiones internacionales y nacionales que impactan a los sujetos en sus inserciones sociales y en sus marcos referenciales planteándoles nuevas exigencias. Jerarquizaríamos entre ellas una mayor eficacia e instrumentación en el aprendizaje, en particular en el despliegue de aptitudes y actitudes que hacen al trabajo colectivo, el pensamiento autónomo y la gestación de nuevos recursos y modelos de relación y tarea. Crece día a día el conocimiento social de la importancia de las relaciones interpersonales en los procesos de crecimiento en lo comunitario y en el logro de la eficacia en las organizaciones. Se destaca simultáneamente como idea innovadora la promoción del desarrollo de los sujetos y el mejoramiento de la calidad de vida. Todo esto íntimamente vinculado a las características de los vínculos interpersonales, de las formas de organización social, a la relación de los sujetos en sus grupos de pertenencia, familia, trabajo, espacios comunitarios, etc. Entre los emergentes de estas condiciones históricas se inscribe el diseño social de nuevas funciones y roles. Estos son requeridos hacia una práctica que aporte a la comprensión de la realidad social y su incidencia en los sujetos. Para esto es necesario que se movilicen y sostengan dispositivos adecuados para el reconocimiento de las necesidades, la organización de acciones que impliquen el protagonismo de distintos sectores de la comunidad en la visualización y resolución de sus problemas.
La tarea del Técnico cuya formación proponemos aporta al mejoramiento de vida al estimular el aprendizaje y la creatividad y promover el protagonismo de los sujetos, ya que su labor apunta -desde una disciplina científica- a potenciar la acción y la producción creativa de las personas reunidas en diferentes ámbitos y organizaciones ya sea en el área laboral, de la salud, de la educación, el tiempo libre, en síntesis, en todos los ámbitos en que se despliega la actividad humana.