La construcción del rol y el logro de una capacidad de intervención pertinente y operativa en los distintos ámbitos de interacción implica varias dimensiones y tiempos de trabajo. En primer término señalaremos el estudio de un cuerpo teórico metodológico, su profundización y procesamiento, reelaboración e internalización, así como el conocimiento de distintas corrientes de pensamiento ligadas a nuestro campo de trabajo. Esto se realiza a partir de una práctica permanente. Ella consiste en la participación sistemática en grupos operativos de aprendizaje, investigaciones e intervenciones comunitarias o institucionales y el entrenamiento en distintos dispositivos técnicos. Subrayamos en particular el de grupo operativo, en el ejercicio del observador y coordinador.
Ese marco teórico y la instrumentación y reflexión en una práctica, posibilita una lectura integradora de ese acontecer múltiple que configura el campo interaccional. La formación requiere no sólo el trabajo de los elementos teóricos, investigación y la implicación en distintas tareas, sino también un trabajarse en el plano de lo personal. El trabajarse supone entre otras cosas la indagación y reflexión acerca de los aspectos motivacionales que ponen en marcha la búsqueda de comprensión de los procesos vinculares. Se construye en esa dialéctica de trabajar y trabajarse una actitud psicológica, lo que habilita para pensar con el otro y para el otro, de ponerse al servicio de los integrantes del campo de trabajo, albergando sí sus problemáticas.
Cuarenta y cuatro años de experiencia en la formación en Psicología Social han confirmado la hipótesis de que la elaboración e internalización del modelo teórico y metodológico y la construcción de los aspectos actitudinales que requiere su implementación exigen una tarea que debe desarrollarse temporalmente en un diseño que requiere como mínimo cuatro años de trabajo. Esta conclusión extraída de nuestra trayectoria institucional se ve avalada por la práctica de las Escuelas de Psicología Social de Tucumán, Rosario, Santa Fe, Mendoza, Neuquén, Córdoba, Paraná y las formaciones realizadas en Bariloche y Río Gallegos.
Otra ventaja de los cuatro años: Acceso a Posgrados y Maestrías Universitarias: Ley 25.754. Ley de Educación Superior
Artículo 39 bis: Para acceder a la formación de posgrado, el postulante deberá contar con título universitario de grado o de nivel superior no universitario de cuatro (4) años de duración como mínimo y reunir los prerequisitos que determine el Comité Académico o la autoridad equivalente, a fin de comprobar que su formación resulte compatible con las exigencias del posgrado al que aspira.
En casos excepcionales de postulantes que se encuentren fuera de los términos precedentes, podrán ser admitidos siempre que demuestren, a través de las evaluaciones y los requisitos que la respectiva universidad establezca, poseer preparación y experiencia laboral acorde con los estudios de posgrado que se proponen iniciar así como aptitudes y conocimientos suficientes para cursarlos satisfactoriamente. En todos los casos la admisión y la obtención del título de posgrado no acredita de manera alguna el título de grado anterior correspondiente al mismo.